Alberto Berasategui nació en Arrigorriaga el 28 de junio de 1.973, y saltó al tenis profesional con 19 años, en 1.991. Alcanzó su mejor ranking el 14 de noviembre de 1.994, siendo el nº7 del mundo, aunque durante al año posterior repitió en esa posición algunas semanas.
A lo largo de su carrera como tenista Alberto consiguió 14 títulos, todos ellos sobre tierra batida. Pero su momento más glorioso no fue ganando un torneo, sino disputando la final de Roland Garros en 1.994 ante su amigo Sergi Bruguera.
Con 27 años decidió retirarse del tenis en activo debido a que diversos problemas de lesiones le habían hecho caer en los rankings, y no estaba dispuesto a arrastrarse por las pistas y disputar fases previas de los torneos. Los problemas físicos lastraron su confianza y sus golpes no eran tan determinantes, por lo que decidió terminar con aquello.
El juego de Berasategui era el del típico claycourter español. Batallador, corredor incansable, devolvían todas las bolas e iba minando la moral de los rivales poco a poco al demostrarles que para ganarle un punto, iban a tener que sudar mucho. Y no digamos un partido entero…
Pero además, uno de sus golpes destacaba por encima de los demás, el drive. La velocidad que tomaba la bola y el spin que podía aplicarle eran dignos de los mejores jugadores del mundo. Más allá de su efectividad, lo que más llamaba la atención del golpe de derecha de Berasategui era su ejecución, ya que golpeba con la misma cara de la raqueta que en el golpe de revés. Mediante un giro extraordinario de muñeca, conseguía golpear con ese lado de la raqueta y que la bola saliera despedida hacia el campo contrario.
El fundamento de ese golpe, como él ha explicado en numerosas ocasiones, es que no cambiaba la empuñadura del revés, por lo que le resultaba mucho más sencillo de ejecutar el drive de esa manera.
Mientras se ven las imágenes de un partido jugado por él, no se puede apreciar con claridad cómo golpea con la cara del revés, debido a la velocidad del juego. Pero en repeticiones, como la que hay en el siguiente vídeo (0:55), sí se puede entender perfectamente cómo era el extraño drive de Berasategui.
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Cuando en su juventud viajó a Estados Unidos para formarse como tenista en la academia de Harry Hopman, ya vieron el potencial que tenía Alberto en su derecha golpeándola de esa manera tan rocambolesca como efectiva, y decidieron que, si a él no le molestaba la muñeca, siguiera ejecutándolo así.
Al llegar a España, con 14 años, Javier Duarte lo acogió en su grupo, junto a Álex Corretja, entre otros, y nuevamente se plantearon el cambio de estilo al respecto del golpeo de derecha. Pero al ver la calidad que destilaba ese golpe y el tenis que era capaz de producir, también pensaron que lo mejor era que siguiera jugando igual que siempre. Buena decisión, pues sus éxitos se consiguieron, en gran medida, gracias a esas derechas.
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Cortesía : Punto de break