IGOR DEL BUSTO/
Ha sido una sorpresa para casi todos, para él también, que Nadal haya llegado a la final en Wimbledon, un torneo que se viene celebrando desde 1877, año en que se destinaron los beneficios obtenidos a comprar un rodillo para alisar la hierba.
Nadal ha sabido aprovechar un cuadro bastante benévolo basado en su condición de cabeza de serie nº 2. Aún así el manacorí ha solventado un par de momentos clave que podrían haber cambiado su rumbo en el torneo: los dos sets en contra 5/5 y 15/30 en el 3º que 'levantó' al norteamericano Kendrick en 2ª ronda y el 5/2 adverso que superó ante Andre Agassi en el Tie-break del primer set jugando un tenis casi perfecto. Pero ahora todo eso ha pasado; hay que centrarse en la final y en cómo vencer a Roger Federer.
Hay que valorar positivamente la pista, que aunque bota peor, está mucho más lenta que en la primera semana. Asimismo, el saque de Nadal está funcionando bastante bien: técnicamente no ha cambiado ni los pies ni el movimiento, simplemente se coloca un poco más a la izquierda y como saca cortado la bola resbala y hace mucho daño. Al ser zurdo ese saque es letal, sobre todo en el lado de la ventaja ya que lo 'abre' mucho y va hacia el revés de los jugadores derechos, como Federer, tal y como hacía John McEnroe. Se ha percatado también de que aquí a nada que saque un poco bien tiene medio punto hecho y por ello se fija más y pone más concentración e interés en el saque que cuando juega en tierra batida, donde sabe que tiene otros recursos para ganar los puntos. Por otra parte, según iba avanzando el torneo ha ido mejorando su revés cortado, su resto de derecha cortado y su volea.
Me atrevo a afirmar que Nadal es el jugador 'top-10' más rápido de la historia del tenis. A esto hay que sumarle que corre a todas y que lucha hasta el final. Ahora bien, lo más importante y lo que le define como un gran campeón es que juega su mejor tenis cuando está bajo presión, y si no que se lo pregunten a Baghdatis o a Agassi en los break points o a Federer en la final de Roma.
Roger Federer por su parte es casi perfecto. Está a la altura de los Tilden, 'Pancho' González, Borg o McEnroe, y en hierba es más perfecto todavía, no en vano ha vencido los últimos tres Wimbledon y lleva camino de igualar los 7 de Sampras. Saca y resta de forma espectacular, su derecha y revés son fantásticos, la volea es definitiva, es rápido, resistente y tiene la cabeza de un gran campeón. ¿Qué puede hacer Rafa para ganarle?
Pues debe intentar mantener su saque como sea, metiendo muchos primeros. Tiene que llevar la iniciativa jugando profundo, rápido y variado. Al resto debería jugárselas un poco, porque el suizo apenas falla voleas fáciles como hizo Baghdatis en semifinales. Rafa necesita tambien esa suerte y acierto en los pocos 'break-points' que tenga y debe pensar que si el partido se alarga es mejor para él, además de que le tiene un poco 'comida la moral' al suizo tras haberle ganado este mismo año las 4 finales que han disputado en Dubai, Montecarlo, Roma y Roland Garros.
Final de Wimbledon. El nº 1 contra el nº 2 del mundo. ¿Qué más se puede pedir? El favorito es Federer, pero con Nadal todo es posible.
Nota: Artículo de Opinión publicado el 25 de Junio en El Correo (Wimbledon)